Día a día me fui sintiendo cada vez más guapa y feliz! me había devuelto la magia, la ilusión! mi niña interior no paraba de saltar otra vez, de reír ilusionada, de cantar en la ducha y de bailar.
No hay nada como soñar durante toda la vida con alguien, con su esencia, con su ser, con los momentos y sentimientos compartidos y provocados y ver que tu sueño se ha hecho realidad!.
Los días transcurrían entre risas, reuniones, proyectos bonitos, aburridos, solos, con compañeros implicados... pero eso daba igual, lo importante era que trabajábamos los dos juntos codo con codo, poniéndole ganas, risas, ilusión y mucha muchísima complicidad.
No tardamos nada en ser la envidia de la empresa, todos los días recibíamos visitas de compañeros que "pasaban por ahí" y "oían mucha risa" o que simplemente querían desconectar.
Éramos la "parejita" y a mí fantasear con esa idea me encantaba, lo que rezaba cada día porque llegara el día en que se hiciera realidad...
Por nuestro trabajo y para qué engañarnos, porque nos daba la gana, empezamos a investigar nuevas áreas de negocio, como auténticos profesionales empezamos a realizar estudios de mercado para analizar a la competencia, vamos que empezamos a buscar sitios chulos para escaparnos cada vez que podíamos a comer fuera de la oficina, solos los dos, sin nada ni nadie más a nuestro alrededor.
A pesar de que evidentemente no pasaba nada entre nosotros, para mí eran como auténticas citas! salía súper nerviosa con él, feliz como nadie sobretodo cuando veía la cara de envidia del resto de mujeres con cada uno de sus detalles increíbles.
Todavía recuerdo la primera vez que nos montamos en un taxi, cuando de repente le vi que me abría la puerta para que entrase, como los caballeros antiguos, como en las novelas de amor, y durante los pocos segundos que tardó en dar la vuelta al taxi para entrar por la otra puerta me sentí tan afortunada y privilegiada de poder vivir ese momento que de repente miré al taxista y le grité como una loca: no se vaya sin él!!!!
y el taxista me sonrió con complicidad y me dijo: tranquila que hasta que no se suba no nos movemos.
Y en cuanto se sentó a mi lado sonreí aliviada y le dije: ahora ya nos podemos marchar.
Daba igual el sitio, daba igual el plan, lo importante era escaparnos solos para comer, hablar, reír... y poco a poco empezamos a instaurar costumbres y reglas: los croisants en el desayuno, el día del cubito los martes (ofertón: 5 botellines, tabla de patatas con salsa, bocatines y nada ni nadie más).
Cada momento, cada instante era aún mejor que el anterior, sólo estropeado cuando algún compañero se nos unía y yo no paraba de pensar por dentro: no quiero compartirlo ni un segundo, por favor que se vaya ya!.
Los días me volaban, lo peor era cuando el reloj marcaba de repente las 4..."ya??? no me lo puedo creer" y me levantaba con mi paripé nervioso de "me tengo que ir corriendo", aprovechaba para volver a darle un beso y me marchaba, recreando con una sonrisa de quinceañera todos y cada uno de los momentos vividos en el día, deseando que llegara la noche para con la excusa de qué tal el resto de la tarde ponernos a chatear.
Mi historia soñada primero en el colegio, luego en la universidad, luego con los primeros trabajos... llegó con bastante años ya en el mundo laboral y una vida establecida... pero gracias al cielo llegó!!!!!! y doy gracias cada día por haber tenido esa oportunidad y darle por fin sentido a mi vida!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario