miércoles, 18 de enero de 2012

out of service

Qué importante es sentirnos bien y qué poca importancia le damos.

Cuando tienes salud, das por hecho que tiene que ser así, que lo normal es estar bien, sentirse bien y haces tu vida día a día como si tal cosa, dándole prioridad al trabajo, la casa, los hijos, a cualquier cosa menos a tu salud.
Estás tan metida en el corre que te corre al que has acostumbrado tu vida que no consideras importante el dedicarte algo de tiempo a ti, a preocuparte por ti, y no me refiero al aspecto que tienes, a los kilitos de más o de menos, a si las canas han iniciado su avanzadilla por tu melena y tu sigues sin acercarte al espejo a mirarte de cerca para dar la orden de ataque al enemigo: a la peluqueríiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaa yaaaaaaa!!!

me refiero a tu salud, a lo que comes o no comes a diario, al mal comer (va me como cualquier cosa que no llego a recoger a la niña), a no dormir lo suficiente y no descansar, y ya del ejercicio físico ni hablo, si no tienes tiempo para lo anterior ni te digo para hacer abdominales, montar en bici o correr.

Y pasan y pasan los días, y tú sigues con tu bueno no pasa nada mañana sin falta empiezo con esto, con aquello o con lo de más allá, hasta que un día tu cuerpo tira del freno de mano y te obliga a parar, tanto descuidarte tanto descuidarte y ahora te toca pagar la factura.

Mi freno de mano ha sido mi vesícula, de la que me tuve que despedir la semana pasada, y a la que no le agradecí el servicio prestado hasta ahora y que aprovecho estas líneas para hacerlo, muchas gracias por todo y perdona por no haberte sabido cuidar mejor.

Ahora estoy en fase de recuperación, tengo un mes por delante de comida sin grasas y de no hacer esfuerzos, y lo único que pienso ahora afortunadamente, es en cómo organizarme cuando esté de nuevo en circulación para hacer ejercicio, montar en bici, correr, nadar, abdominales? (esto por supuesto que sí o sí, mi tripa ahora mismo es prioridad uno, emergencia nacional) seguida por el plan de ataque contra esas ondas que están invadiendo mis muslos y que empiezan a tener vida propia.

Así que hasta entonces, aprovecharé para descansar, dormir más, no estresarme ni correr de aquí para allá, y centrarme en mi recuperación y coger fuerzas para organizarme y hacer mejor las cosas, ya que seamos conscientes, mientras no me toque la lotería, no podré dejar de correr de aquí para allá!






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