viernes, 17 de abril de 2015

But the greatest of thi is love: chapter I

Toda la vida soñando despierta desde pequeña, mirando por la ventana en clase, perdida entre las nubes desde la ventana de mi casa, soñando despierta sentada en el parque, en los semáforos, escuchando canciones y dejando así mi alma volar.

Every breath you take, take my breath away, november rain, sitting on dock of the bay, my girl... empezaban los acordes y automáticamente yo despegaba a mi mundo ideal, para encontrarme con mi historia de amor, con paseos de la mano, miradas intensas, caricias, abrazos, soñaba con cómo que acariciaba el rostro, me besaba en la frente, me abrazaba y yo automáticamente me sentía amada y protegida, yo era lo único importante para él, no tenía ojos para nadie más y él era mi mundo mi todo, paseando por la calle, sentados en un banco, tumbados en la arena, cenando, bailando, viviendo.... un amor infinito.
 
Lo he soñado tantas veces durante tantos años, en el colegio, en la universidad, en mis primeros trabajos, estudiando juntos, viniendo a buscarme a la universidad, nuestros planes para buscar casa, mi petición de mano: de rodillas, a la vieja usanza, con un anillo y el corazón encogido, nuestra boda al aire libre, siempre he querido casarme en el jardín con el pelo suelto lleno de flores, vestida de blanco y agarrada fuerte a mi gran amor.
 
Tenía clarísimos todos y cada uno de los detalles: las calles, lo que llevábamos puesto, el tiempo, de día, de noche, por la tarde.... pero sobretodo lo que tenía clarísimo era lo que me hacía sentir, amada, protegida, yo era la única y él lo era todo para mí.
 
Pasó el colegio, la universidad, los primeros trabajos... yo vivía cada día, con mi mejor sonrisa, viviendo y buscando en silencio a mi gran amor.
 
Pero la vida me golpeó de repente, me quitó a mi hermano gemelo, mi amigo, mi confidente, mi protector y de repente todo mi mundo se tambaleó y se volvió gris y decidí dejar a un lado mi sueño y seguir los pasos socialmente aceptables.
 
Me casé, tuve dos hijas, y un trabajo que no me gustaba en absoluto ni de lejos era lo que habría soñado hacer, pero nunca conseguí encontrar nada mejor. Y así pasaron los días, del trabajo a mi casa a cuidar de mis hijas, de mi casa al trabajo una y otra vez...
 
Hasta que un día sentada en mi despacho recién incorporada de mi baja por maternidad mi compañera me avisó: el chico nuevo de marketing necesita hablar contigo, sí claro que pase, y levanté la vista.... todas y cada una de las imágenes que había soñado durante años vinieron a mi como remolinos, mi piel se erizó y mi alma sonriendo me dijo: te encontré!............
 
 

 

 
 






















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